CARTA ANÓNIMA

Mi Estimado Señor.

Hace tiempo que nos conocemos, sin conocernos realmente bien, es tan poco lo que tal vez sé de usted y sin embargo lo mucho que ahora sabe de mí, no recuerdo bien la primera vez que nos vimos o que usted me ayudó, pero si tengo presente el instante en que se hizo vigente en mi mundo.

Fue aquel jueves... Que por cualquiera de los medios que tuvimos a la mano disponibles, continuamos con aquella conversación que inició de forma casual y se nos fue la tarde en un constante debatir de temas, no solo de cuestiones laborales, sino de una infinidad de ideas.

Descubrimos que coincidíamos en un 90 por ciento sobre gustos y opiniones, su conversación en aquel momento, se volvió en un grato bálsamo para distraerme del dolor, ante aquella perdida que me embargaba. 

Usted llegó en el momento menos indicado, para iniciar un romance o una relación sentimental, conocerlo fue un regalo que aún no estaba lista para recibir o darme cuenta que era lo que siempre había anhelado en una pareja.

En aquella ocasión, al despedirnos, se manifestó por primera vez su cautivadora sonrisa, que muy pocas veces revela en público y desde ese instante... Se encendió esta hoguera que cada noche invoca por su presencia, sin que usted se lo haya propuesto o tal vez sí, ese es un gran misterio al igual que su verdadera edad.

Me ha seducido con su caballerosidad de trato siempre tan educado y las diversas atenciones que en este periodo se ha tomado para salvarme de algún embrollo inesperado, en un principio creí, que eran comunes para cualquiera al cual con usted frecuentará, pero con el paso de los días he observado, que es un privilegio que solo a algunos mortales nos concede semejante honor.

A pesar de que he intentado alejarlo de mis pensamientos, se ha convertido en un tema recurrente de mis desvelos, una y otra vez su pálida imagen se ha ido incrustando en mi mente, recordando el leve roce de su mano por mi nuca, que provocaba se erizara toda mi piel y que usted tanto disfrutaba de torturarme cada vez que pasaba a mi lado.

Llevándome al extremo de tener que redactar esta carta, para poder dormir un poco esta noche, pero que espero jamás la lea, al ser la confesión más profunda que he escrito y tal vez usted aún no esté preparado para leer estas líneas o no se sienta capaz de corresponder adecuadamente lo que revelan estos párrafos y con ello pierda su cariño.

En el tiempo que llevamos de tratarnos, me he imaginado con usted en tantos escenarios posibles y ciertamente no sé, si la fascinación por su peculiar personalidad vikinga.

Sea por mi tendencia a fantasear sobre romances imposibles, o realmente se deba a que entre nosotros existe esa rara química, que provoca nos atraigamos el uno hacia el otro de manera natural, pero que al mismo tiempo nos da tanto miedo experimentar por ser lo que siempre hemos buscado y al fin encontrarlo.

Esa misma energía que al parecer todos a nuestro alrededor podía percibir a simple vista, cada vez que nos mirábamos de reojo en aquellos días, donde nuestras conversaciones eran más frecuentes y estábamos tan cerca.

Siendo la causante... De aquellos ocasionales intentos y atrevidos de seducción nocturna, donde la charla se torna bastante subida de tono y nos desvelamos hasta altas horas de la madrugada con declaraciones pícaras que dejaban ver nuestro lado más perverso y apasionado.

Desde aquella primera noche de insomnio, mi lenguaje corporal me delata siendo bastante evidente que me fascina, pero más allá de mi peculiar fetiche por su ancha espalda y su cuerpo perfectamente torneado con piel de porcelana, cómo si fuera el David de Miguel Ángel Buonarrotti, producto del arduo trabajo en el Gimnasio que ha dedicado.

Es por su destacable inteligencia verbal, su carácter tan noble de firmes valores e increíble sentido del humor irónico, que empata a la perfección con el mío y me ha brindado momentos memorables de risas continuas.

Me parece un caballero sin par alguno, realmente sorprendente y como muy pocos totalmente cautivador, con usted sé que puedo pasarme la vida entera platicando por horas sin aburrirme de cualquier tema.

Su mente es un gran laberinto que quisiera recorrer a fondo, aunque en ello implique me pueda perder y encontrar los rincones sin salida, pero me intriga tanto averiguar realmente los claros y oscuros de su esencia vital.

Me he imaginado tantas veces que un día cualquiera, sin previo aviso, salvo el impulso de verme... Usted decida visitarme, concibiendo claramente en mi mente el momento donde abro la puerta, impactada por su presencia y mi primer instinto al verlo sea volver abrazarlo con fuerza.

Aprovechando ese breve instante, para aspirar profundamente su aroma inimitable, guardándolo en mi memoria para evocarlo en mis noctambulas vigilias, donde mis manos se convertirán en las suyas y surcaran mis contornos.

Lo visualizo sentado en el costado derecho del sofá, mientras yo estoy en el otro extremo, recargada sobre mi brazo mientras conversamos de frente.

Poe primera ocasión sin ningún tipo de interrupción o miradas que nos intimiden, salvo las propias, que a momentos se miraran fijamente y en un instante buscaran algún otro punto focal para evitar delatarnos por todo aquello que hemos guardado en nuestro interior.

Revelando a la luz el negativo de todas aquellas sensaciones que jamás habíamos pronunciado, pero sin embargo han estado presentes en aquel rollo fotográfico que prometimos ambos guardar y omitir su existencia por cuidar nuestra imagen profesional.

Aunque he buscado ocultarlo de la mejor forma posible y tener un trato solo de fraternidad, mi corazón delator se apodera de mi raciocinio, haciéndose cada vez más difícil contener los impulsos que usted provoca en mi persona.

No tiene idea de cuanto anhelo tomándolo del hueco de su barbilla y probar sus tiernos labios, rozando suavemente los finos contornos que los forman y se vaya tornando salvaje con leves mordiscos.

Me imagino sentada sobre sus piernas de frente, besándolo mientras me captura entre sus brazos, volver a ser testigo de su sonrisa y que sus manos me sujeten por fuerza de la cintura, para no dejarme escapar nunca, iniciando la historia que aun no hemos vivido.

Pero mis deseos hacia su persona, no son exclusivamente carnales... Si no mas bien es una creencia, que estar a su lado es mi destino, me gusta absolutamente para todo, no solo para algo ocasional.

Soñar que usted siente algo similar, ha sido talvez el error que yo he cometido además de dejar volar mi imaginación y sentir cosas que aun no se si son correspondidas. 

Usted en alguna ocasión me dijo que no deseaba confusiones, que solo era una buena amistad, pero sin embargo, siempre ha tenido un trato especial hacia mi persona a comparación del compañerismo que tiene hacia los demás.

 

En ningún momento busque volver a despertar este raro sentimiento, que me llena de confusiones y menos de alguien tan cercano e importante, pero seria absurdo a estas alturas negarlo, como lo es esperar una respuesta favorable, ante la falta de evidencia concreta de sus verdaderas intenciones.

 

Creo que lo mejor, en esta ocasión es alejarme completamente de todo y mas de usted, me siento como un rompecabezas, que aún no encuentra todas sus piezas para funcionar de manera correcta y solo el tiempo me dirá, si tuve algún lugar en su vida o si tal vez habite en su corazón como algo mas que una amiga.

 

No tiene la menor idea de lo difícil que es esto para mi, cada mañana mi primer impulso al despertar es escribirle y saber de usted, leerlo para conocer la última novedad en su mundo, aunque fuera a distancia, ser participe de sus logros, de las nuevas aventuras y contarle de los triunfos que he alcanzado.

 

Usted sabe absolutamente todos mis pasos y mas que nadie sabe donde localizarme, si solo también supiera que con usted me he permitido ser totalmente transparente, que le he mostrado todos mis lados vulnerables, tal vez su percepción seria distinta y el tono de esta carta hubiera sido diferente.

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