MI VIDA EN DOS RUEDAS
Siempre había tenido ganas de escribir un artículo con mi experiencia personal, sobre el maravillo invento que data desde 1817 y creo que en esta Cuarentena por motivo al COVID-19, tal vez este es el mejor momento para publicarlo.
Debido que ya muchos países están proponiendo iniciativas para que sea la nueva alternativa vial, por encima del transporte público, lo cual me llena de júbilo.
Y creo que después de casi 4 años de andar rodando diario, tengo la suficiente experiencia para poder recomendar el uso de este medio como la mejor alternativa, para transportarse en la nueva etapa que iniciara después del confinamiento en esta Ciudad.
Tal vez suene un poco cursi este escrito, o sea demasiado personal algunos detalles y no debería de contarlos, pero es parte de la realidad que he vivido estos años y son los motivos del porque me enamore tanto de este noble deporte.
Esta etapa de mi vida, inicio el día menos pensado, como lo se observa en el post de aquel día, donde no me alcanzaban las palabras para describir el gran impacto que había provocado esta nueva experiencia y el poco a poco convertirme en una Ciclista, en una de las metrópolis más complejas y caóticas, como lo es la Ciudad de México.
En el momento que decidí montarme en la bicicleta y me dejé llevar por su constante ritmo, no importándome la distancia o el tiempo invertido, simplemente me entregué a ella, fue que encontré mi destino y cambio mi vida 180º
Dejé de ver la vida de la misma forma, porque es una experiencia que te involucra al 100% en todos los sentidos, te aporta una infinidad de cambios positivos y te resta todo lo negativo que puedas llegar a pensar.
No solo vez cambios en tu salud física, si no en tus emociones, sensaciones, ideas, te abre la mente y el corazón, sientes la fuerza de tu alma en cada empuje que das, en cada empuje al pedal, encuentras tu verdadero ser, en cada kilómetro que recorres, descubres que tu tienes el control y puedes dar marcha atrás o seguir adelante, si tu así lo deseas.
Cada día ha sido irrepetible en la bici, a pesar de que la ruta parezca la misma, siempre hay detalles en el camino que lo hacen único, la luz del sol, el juego de sombras, los olores de la ciudad, el cansancio del cuerpo, tus pensamientos, las sensaciones que van fluyendo.
La primera vez que logre llegar a mi casa del trabajo, sentía el dolor en mis músculos, sobre todo en la parte de las nalgas, piernas, espalda, mi corazón latía como si quisiera darme un paro cardíaco.
Me costó mucho volver a recuperar el ritmo de mi respiración normal, me dolía la cabeza, tenía mucha sed y descubrí la capacidad de mi cuerpo para sudar a chorros.
Y a pesar de esos síntomas, jamás me había sentido tan feliz, tan orgullosa o satisfecha de mis logros, todo el camino tuve miedo de que pasara algo malo, pero escuchaba esa pequeña voz que dentro de mi decía, "vamos tu Dale, tu puedes lograrlo, solo avanza un poco más"
Desde entonces, he dejado que me guie aquella voz que tantas veces ignore, cada vez logre llegar más lejos, muchas veces me perdí en el camino, buscando llegar a la dirección, que previamente había investigado en Google Maps.
Descubrí la magia de poder controlar mi tiempo, de la autonomía para llegar a mi destino, la fuerza de mis piernas y poco a poco me hice adicta a la adrenalina y a la libertad e independencia.
El descubrirme como ciclista, tal vez en uno de los puntos de mi vida más difíciles, fue crucial para poder seguir adelante, me había separado del que fue mi pareja por 6 años, un gran hombre que ame con todo mi ser y junto con él deje muchos de mis sueños que había tenido desde la infancia como el "tener una bonita familia".
Tenía tantos conflictos internos, por los múltiples motivos que me habían llevado a tomar aquella decisión, aunque una parte de mi corazón no quería hacerlo.
Solo sabía que tenía hacerlo por el bienestar de ambos, que debíamos de continuar con nuestras vidas, pero realmente no sabía ni ¿como?, ¿hacia donde? o ¿para que?, todo en lo que había creído y soñado, se habían derrumbado en mi interior.
Yo estaba llena de coraje, de miedo, de prejuicios, de tristeza, de rabia, decepciones, de una soledad que por más que estuviera acompañada no se llenaba ese vacío, de odio a mi vida.
Por toda esa carga de emociones, después de saber que era infértil, que a pesar de haber soportado 5 años, con seguimientos médicos y múltiples tratamientos que me enviaron por parte de Biología en la reproducción.
De someterte a tomar hormonas y descubrir los cambios que provocaron en mi físico además de mi ánimo.
Me hicieron subir de peso de 50kg hasta los 62kg, entrar en cuadros de depresión, tan fuertes que estuve tomando antidepresivos para estar estable.
Ello ayudo a permear la comunicación que tenía con mi pareja, yo me aleje porque me di cuenta que era dañina para él.
Se suponía que mi peso ideal debía de ser de 55 kilos y antes de separarme ya me habían canalizado con un Nutriólogo, por considerarme con principios de obesidad.
Los médicos me habían mencionado que si deseaba algún día intentar embarazarme debía de bajar de peso, mínimo a 56 kilos, por mi estatura debido a las complicaciones que tenía por el hipotiroidismo que me detectaron desde el 2013.
Sabía que sería un embarazo de alto riesgo, pero después de que me confirmaron en el IMSS que jamás iba a ser madre, que todas las posibilidades de experimentar el milagro que en mi vientre se pudiera crear un retoño de vida, se vinieron abajo.
Sentía que ya no tenía nada más porque luchar y por lo tanto, ya no tenía nada más que perder, a mis 27 años me percibía a mí misma como un cascaron vacío o un huevo podrido.
El descubrir en cada pedaleada, una cucharada de paz mental, se convirtió en mi medicina y la mejor terapia psicológica para recuperar mi equilibrio emocional, por cada idea negativa que llegaba a pensar sobre mí, descubría 3 positivas que la contra restaban.
Descubrí que a pesar de todo lo que había perdido, aun me tenía a mí misma y eso era más que suficiente, que mi vida valía la pena, descubrí la fuerza que es capaz mi cuerpo.
Después de tantos años donde una docena de doctores me habían dicho lo mal que estaba físicamente y lo débil que era mi metabolismo, según "los resultados de laboratorio".
En cada cita me habían provocado que me sintiera como una enferma de cáncer terminal y deseara morir en varias ocasiones, por su falta de tacto y humanidad.
Inicie poco a poco, primero fueron los domingos, luego sábados - domingos, el siguiente mes fueron viernes, sábados y domingos, al tercer mes se había vuelto una rutina diaria, ame poder transportarme al trabajo solo con la energía de mi cuerpo, la cual creí perdida.
Lo único que pensaba en las mañanas, era llegar bien a mi destino, no esperaba más de cada día, solo llegar a tiempo y sin accidentes, por eso me fui armando de mi kit de supervivencia para el camino
Note que fui bajando de peso, que mi cuerpo se fue moldeando, jamás había tenido cintura, se fueron marcando más las curvas de mis laterales, mi espalda se fortaleció y se formó un surco profundo en mi columna.
Mis piernas se fueron torneando e incrementando de volumen además de su firmeza, mi piel se endureció por el constante cambio de climas, por las lluvias, el tener que soportar los rayos de sol, el frio del amanecer, el viento que te detiene al rodar.
Fui recuperando la seguridad en mí misma, me reconcilie con mi cuerpo y deje de odiarlo, descubrí lo hermosa y perfecta que realmente era, me veía al espejo y sabia que aquel reflejo, era la mujer que siempre había querido ser.
Tal vez suene tonto esta parte, pero después de vivir con Depresión por varios años, donde lo único que veía eran lágrimas, fue increíble volver a conectar mi alma con mi cuerpo, en una misma imagen que coincidía con mis emociones.
Debo continuar con seguimiento médico de por vida por tratarse de una enfermedad crónica, pero para mí ya es normal acudir con especialistas como Dermatólogo, Dentista, Ginecólogo y sin olvidar al Endocrinólogo, además de mi médico de cabecera que es el encargado de canalizarme con cada especialista.
Como parte del protocolo me solicitaron una serie de estudios para valoraciones y fue así que descubrimos, que mi cuerpo gracias al ejercicio estaba cambiando.
Me suspendieron 4 medicamentos, solo me quede con mi dosis de Levotiroxina, la cual también disminuyo y se ha mantenido estable desde hace 4 años.
Debido que anteriormente era una batalla de cada 6 meses, donde experimentaban y me modificaban la dosis para que pudiera tener la dosis adecuada a lo que necesitaba mi anatomía.
Si había un desequilibrio en los miligramos que debía de tomar, provocaba una serie de síntomas que hacían me enfermara a cada rato o más susceptible a desarrollar alergias, además de cambios de ánimo muy marcados que no sabia como controlar.
Todos los especialistas y mi médico principal, se sorprendieron de la evolución que tuvo mi cuerpo en solo 6 meses, no entendían como era posible que hubiera bajado 10 kilos y cambiado tanto mi cuerpo con solo andar en bicicleta.
Por lo complejo que era mi historial clínico, decía que mi metabolismo era un desastre.
Los resultados de mis estudios de laboratorio mes a mes demostraron que bajaron los niveles de azúcar, trigliceridos, leutocios, aumentaron los glóbulos rojos, la creatinina, TSH, T3 T4 y demás estudios que analizaron, ahora estaba en los mejores niveles y eran normales.
Deje de preocuparme por mi salud, me dedique a disfrutar del presente, jamás he hecho dietas o cuidado de mi alimentación por kilocalorías, pero sobre todo aprendí a escuchar a mi cuerpo y me di cuenta que había ciertos alimentos que no le caían bien.
Como el refresco, empecé a tomar más agua simple, para recuperar la hidratación que perdía con el sudor, las harinas, los dulces, me hacen sentirme más lenta al pedalear, me habitué a comer más frutas y verduras y deje de comer tantas carnes rojas.
Pero el cambio físico más grande que he vivido con el ciclismo, es a la vez uno de los más tristes, pero hasta el momento lo considero realmente un milagro. Ahora que lo recuerdo en retrospectiva, si hubo síntomas que me indicaron que algo estaba cambiando.
Pero jamás lo creí posible, al parecer todo mi sistema reproductor había sanado, se había fortalecido y fue capaz de llevar a cabo la germinación de un ovulo, el cual llego hasta la etapa de la séptima semana.
Ninguno de los doctores que me atendieron, supieron darme una explicación de cómo fue, a pesar de tener los resultados y el dictamen de 3 gine-obstetras que según tenían años de experiencia en el tema y me habían confirmado que mi matriz jamás sería capaz de semejante proeza.
Lamentablemente no se desarrolló por completo, pero lo sorprendente es que mi cuerpo se volvió tan fuerte y resistente que pude soportar del legrado de forma natural, fue todo una semana completa que no pare de sangrar y me dolía absolutamente todo, por fortuna no fue necesario la intervención medica, porque mi cuerpo lo desecho todo.
Anduve sola de un hospital a otro, moviéndome siempre en bicicleta, buscando una respuesta porque sabía que algo andaba mal, no era normal aquellos síntomas y necesitaba entender que era lo que me estaba pasando, hasta que la encontré mucho tiempo después.
Y fue gracias a la constante rutina de andar pedaleando a todos lados, lo imposible se volvió posible y aunque me dolió en el alma haberlo perdido.
Hoy tengo de nuevo la esperanza de saber que soy capaz de en algún futuro ser madre, como mujer es simplemente extraordinario tener esa certeza, es la posibilidad a soñar con un futuro mejor.
El otro beneficio que me sorprendió de este estilo de vida, fue el nivel de ahorro tanto económico como en tiempo, puesto en un día normal podía ir a trabajar, salir a divertirme un poco, descubrir lugares increíbles en la ciudad, hacer mi mandado y llegar a casa más temprano.
En un día cualquiera, podía ir a 7 o 10 lugares diferentes sin gastar $1, no hay límite para poder moverme solo tenía que decidir a donde yo deseaba estar y solo era cuestión de empezar a rodar para llegar.
En cambio, cuando me transportaba en transporte publico, solo podía ir máximo a 3 lugares y me tardaba a veces hasta 2 horas más y lo peor es que terminaba con mayor desgaste que si hubiera pedaleado.
Con el monto que se suponía era el gasto de mis pasajes de una quincena, los fui juntando y decidí invertirlo en viajes, que hacía años deseaba realizar, pero por la falta de dinero no se habían concretado.
Me fui una semana a conocer Oaxaca, fui 3 veces a Puebla, pude ir con mis amigas a Tajín Y Tecolutla, Querétaro y San Miguel de Allende, el Nevado de Toluca.
Además de conocer con mi tía a VALLE DE BRAVO Y EL SANTUARIO DE LAS MARIPOSAS MONARCAS, con mi mama fuimos a Zacatlán de las manzanas y el Santuario de las luciérnagas, pude pagarme mi viaje de una semana a la Huasteca Potosina, un fin Sayulita, además de 9 días por la toda la Riviera Maya y Chiapas.
Sin olvidar que pude visitar a mis papás en sus hogares y darme el lujo de llevar de vacaciones a mi mamá a sus balnearios de aguas termales que tanto le encantan, o de los pueblos mágicos de Hidalgo que tanto nos gustan y todo ello fue con el dinero que hubiera gastado normalmente al ir al trabajo mes a mes en transporte público.
No es que me haya hecho rica de un día para otro, porque mi nivel salarial sigue siendo casi el mismo, al contrario, al vivir sola los gastos fueron más.
Pero al no tener que invertir mis recursos de la forma convencional, me dio la posibilidad de llenar mi vida de experiencias que para mí fueran productivas y más satisfactorias.
No solo económicamente sino de forma integral y todo eso lo he conseguido gracias a que cambié mi rutina y decidí optar por la bicicleta como mi medio de transporte básico.
Si me he mantenido lucida y tranquila, es por todo lo que he aprendido estos años al rodar por la ciudad, veía lo caótico que como ciudadanos nos estábamos convirtiendo, pero al estar tan expuesta a todo, desde el medio ambiente a accidentes viales como al riesgo latente de ser atropellada.
Aprendes a ver la vida desde otra perspectiva, valoras lo que implica vivir un día más o el simple hecho de llegar a casa.
Pero sobre todo el tener un trabajo que te permita tener ingresos estables y con ellos poder apoyar a tu familia, me di cuenta que muchos lo estaban olvidado, por estar tan inmersos en sus rutinas diarias, no valoraban los pequeños detalles de la vida.
Y en este tiempo al tener que estar confinada en casa, solo salir a lo indispensable, como ir al banco o comprar la despensa, ha sido realmente crítico.
Porque mi cuerpo ya estaba acostumbrado a la rutina de rodar diario, era mi dosis para controlar mis niveles de ansiedad y eliminar todo el stress del trabajo.
Pero entiendo que a pesar de ser un medio de transporte que básicamente tiene un nivel de exposición de contagio de cero, es mejor cuidar de mi salud estando en casa.
La vida nos está dando una pauta mundial, para cambiar todos nuestros sistemas de cánones como sociedad, en cada uno, está la oportunidad de renovarse y adaptarse a un estilo de vida más simple, ecológico que nos ayuda a ser más felices y sanos.
Siempre he creído que, si a mí me funciono a transformar mi vida y lo he logrado poco a poco, no veo por qué a ustedes no les sea útil.
Realmente no tengo nada extraordinario, solo una pequeña bicicleta Vintage rodada 24, color rojo rubí... que la adopte como mi mejor amiga y la llame CUORE.
Porque es la que realmente provoca que desee moverme, me ha mantenido viva, a pesar de tener tantos motivos por los que quería llorar, darme por vencida, se convirtió en mi aliada para descubrir mi verdadera esencia y la fuerza de mi espíritu.
Ella y yo somos una misma, se convirtieron en mis alas para volar, por ello ahora el infinito es el limite.
Propiedad intelectual de @Lulaboop.love
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